Fiordos y Detifoss.
El siguiente día de nuestro road trip por Islandia lo empezamos visitando Seyöisfjöröur. Si solo disponéis de tiempo para visitar una de las poblaciones de los fiordos orientales, Seyöisfjöröur es sin duda la mejor opción. Las pintorescas casas de colores, su iglesia, la caída del agua de las cascadas y su cerveza Grillo la convierten una visita obligada.Pese a que el día no apareció despejado decidimos ascender hasta la cima de la montaña y después descender bordeando el precioso río Fjarðaeá. Lo de precioso lo decimos por que nos lo imaginamos, ya que una niebla muy espesa nos acompañó durante todo nuestro trayecto y no pudimos ver absolutamente nada del paisaje. ¡Una pena!
Tras desayunar y meternos algo calentito en el cuerpo pusimos rumbo a nuestro siguiente destino: Borgarfjörður Eystri (Bakkageröi).
Este diminuto pueblo se encuentra en un paraje asombroso, arropado por escarpados picos de riolita a un lado y por los espectaculares montes Dyrfjðll al otro. La aldea en sí tiene poco que ver, no obstante podéis acercaros a Hafnarhólmi.
A 5km de la ermita se encuentra Hafnarhólmi, un pequeño puerto muy fotogénico donde habita una gran colonia de frailecillos. El mirador permite aproximarse a estas preciosas criaturas.
Y tras esta pequeña incursión en los Fiordos orientales de Islandia, pusimos rumbo a las cascadas de Dettifoss y Selfoss.
La cascada de Detifoss es el principal atractivo del parque y os podemos asegurar que los más de 45 minutos de baches y polvo, pues la carretera 862 está sin asfaltar, merecen mucho la pena.
Dejamos el coche en el parking que hay a la entrada del parque (NOTA: dispone de WC gratuito) y tras apenas 10 minutos de camino llegamos a unas de las cascadas que más me hipnotizó.
Con 44 metros de altura y 100 de anchura, cada segundo se precipita de forma estruendosa un caudal del 193m cúbicos, creando una columna que deja perplejo a cualquiera, por algo Dettifoss es la cascada de mayor volumen de Europa.
Tras contemplar la cascada algo más de 30 minutos, pusimos rumbo a Selfoss. La cascada es menos espectacular que Delfoss, con 11 metros de caída de agua en vertical.
El cañón que continuaba a la cascada tenía unas formaciones rocosas bastante impresionantes y también muchos sedimentos de arena negra que se arrastraban desde el glaciar Vatnajökull.
No obstante, en el impás de salir de Delfoss con un sol radiante y llegar a Selfoss el clima cambió completamente, las nubes se nos echaron encima, empezó a llover y hacer un frío insoportable. Por lo que realizamos 4 fotos y nos fuimos directos a la furgo a calentarnos y
haceros la comida.
haceros la comida.